Siempre he tenido una piel sensible, de adolescente tener eccemas, rojeces  y picores, era algo habitual, al ser una persona nerviosa parecía la razón inamovible para todo lo que padecía. Con la curiosidad de saber de qué estaban hechos esos potingues que prometían la vida, descubrí que detrás de una estupenda publicidad llena de flores, había mogollón  de ingredientes que no sabía que eran y que sonaban, como mínimo, sintéticos, y que además, muchos de ellos me provocaban reacciones en la piel cuando los usaba. 

Decidí buscar algo más natural. Me formé en Fitoterapia en el Gremio de Herbolarios de Cataluña y en Aromaterapia aplicada. Este nuevo conocimiento me abrió un mundo de posibilidades y me llevó a profundizar en cómo podía aplicar las plantas medicinales en mi cosmética natural. Desde entonces, he estudiado en distintas academias, libros, y he acumulado años de experiencia formulando productos naturales.